Brasil y Argentina, que mañana se juegan en el estadio Mineirao de Belo Horizonte el pase a la final de la Copa América 2019, han cimentado su rivalidad durante 105 años y más de un centenar de partidos. Una disputa marcada por polémicas que perduran en el tiempo.
1.- Pelé o Maradona (y ahora Messi)
Aunque para el común de los mortales equivale a elegir entre papá o mamá, Lennon o McCartney, brasileños y argentinos nunca se pondrán de acuerdo sobre cuál es el mejor jugador de la historia. Los brasileños lo tienen claro, Pelé, ganador de tres Mundiales, autor de más de mil goles. Los argentinos oponen a sus argumentos la Copa del Mundo del 86 de Diego, el mejor gol de la historia o el guante de seda que llevaba en su pie izquierdo.
La FIFA quiso zanjar la polémica en diciembre de 2000 y se metió en un jardín espinoso. Para no quedar mal dejó en tablas la disputa entre O'Rei y el Pelusa. Nombró a Maradona el Mejor Jugador del Siglo XX, de acuerdo a la votación hecha por internet y a Pelé el Mejor Jugador del Siglo XX, según la votación hecha por funcionarios de la FIFA y periodistas.
Para añadir más morbo, la irrupción de Messi ha abierto una tercera vía. Cinco Balones de Oro, seis Botas de Oro y un rendimiento al máximo nivel durante casi tres lustros le convierten para muchos en el mejor. Lo dijo en esta Copa América el seleccionador venezolano Rafael Dudamel y lo aseguró también el central brasileño Thiago Silva, aunque aclarase: "el mejor de la historia de los que he visto jugar".
A Messi se le achaca, no obstante, que no ha conquistado ningún título con la selección absoluta. Un hueco que espera tapar en Brasil.
2.- La "Batalla de Rosario" y otras peleas
Lo llamaron la "Batalla de Rosario" por la violencia extrema con la que se emplearon argentinos y brasileños. Fue el 18 de junio de 1978, en el partido que los enfrentó en la segunda fase del Mundial. Entonces, una segunda liguilla enviaba al primero de grupo a la final y al segundo al partido por el tercer puesto.
Quien ganase aquel encuentro se aseguraba prácticamente una plaza por el título. Y aunque sobre el terreno de juego había jugadores extraordinarios (Ardiles, Kempes, Zico, Dirceu), las dos selecciones se dedicaron a darse patadas. El partido terminó 0-0 y con un único perdedor; el fútbol.
No ha sido la única batalla.
En el Sudamericano de 1937, un partido extra en el viejo Gasómetro de San Lorenzo decidía el campeón entre argentinos y brasileños. A los 36 minutos, una entrada violenta del brasileño Carnera sobre Pancho Varallo obtuvo la respuesta de este y comenzó una pelea, con invasión de campo posterior, que obligó a intervenir a la policía. El partido se detuvo durante 42 minutos, pero al reanudarse siguió la violencia. La primera mitad concluyó antes de tiempo. En el descanso, el diálogo entre ambas selecciones recondujo la situación, Argentina se impuso por 2-0 en la prórroga e incluso dieron la vuelta olímpica los dos equipos juntos.
Nueve años después, también en el partido decisivo del Campeonato Sudamericano disputado en el Monumental de Buenos Aires, Jair Rosa Pinto le rompió la pierna a Salomón, en un balón dividido, y desató una pelea. La acción de la policía, que llegó a cargar contra los visitantes, hizo que Brasil se retirase. Convencidos para volver al terreno de juego, Argentina se impuso por 2-0.
3.- Las sospechas del Argentina-Perú
Uno de los episodios más oscuros del Mundial de Argentina 1978 fue la sospecha de un acuerdo entre dictaduras para lograr que la Albiceleste llegase a la final. Una polémica que pervive en el tiempo, cimentada sobre testimonios posteriores de algunos de los protagonistas.
Fue la continuación de la "Batalla de Rosario". La FIFA permitió que la última jornada de esa segunda fase se jugase con horarios distintos. Brasil, en el primer turno, derrotó a Polonia por 3-1, lo que obligaba a ganar a Argentina por una diferencia de cuatro goles.
En Rosario, la Albiceleste se impuso por 6-0, en una jornada muy desafortunada del meta Ramón Quiroga, un argentino nacido en Rosario y nacionalizado peruano. El año pasado, José Velasques, titular en aquel encuentro acusó a seis compañeros -incluido Quiroga- de haberse vendido, lo mismo que el técnico Marcos Calderón.
En aquella época, se habló de un acuerdo entre dictaduras. Pasado el Mundial, el Gobierno del general Videla donó 14.000 toneladas de trigo a Perú.
4.- El "agua bendita de Turín"
Catorce años después del Mundial de Italia'90, lo desveló Maradona en un programa de televisión. La denuncia del lateral brasileño Branco, que aseguraba haber comenzado a sentir mal tras beber el agua que le ofreció el masajista argentino tenía fundamento.
Carlos Salvador Bilardo ordenó que se disolviese Royphnol, un sedante, en una de las botellas con agua, identificada con un código de colores. Tras una falta en la banda de Ricardo Rocha a Pedro Troglio, con el juego parado, y ante el fuerte calor que hacía en Turín, los jugadores fueron a la banda a beber agua. Branco bebió de la botella con sedante que le ofreció el masajista argentino y se volvió más lento. La Albiceleste se impuso gracias a una geniallidad de Maradona culminada con un gran gol de Caniggia y se clasificó a la semifinal.
5.- La mano de Tulio (o de la Virgen María)
Los Argentinos están llorando hasta hoy. Está bien, pero ellos no pueden reclamar porque no reclamaron con la mano de Maradona en el 86. Fue la Mano de Dios. La mía, la de la Virgen María, a quien yo amo más que a Dios. El brasileño Tulio Maravilha aún recuerda orgulloso en las redes sociales su acción más polémica. La mano que le sirvió para bajar el balón en la final de 1995 y marcar el gol de un empate (2-2) que daría paso a una tanda de penaltis en la que Brasil se impuso. Luego, en la final, el propio Tulio falló su lanzamiento en la definición por penales contra Uruguay, que se proclamó campeona.
6.- Publicaciones, declaraciones, cánticos...la llama se alimenta constantemente
La llama de la rivalidad es eterna. Avivada desde 1920, cuando una publicación satírica del diario Crítica, con una viñeta en la que llamaba monos a los brasileños, derivó en que Brasil prescindiese de jugadores negros en el Sudamericano del siguiente año en Buenos Aires.
Desde entonces, cada poco, alguna declaración se encarga de alimentar la polémica. Desde Óscar, exjugador del Chelsea e internacional a comienzos de la década ("El infierno se va a congelar antes de que Argentina gane un Mundial") a Pelé, que publicó un tuit con una imagen junto a Di Stefano y el texto: Él era tan bueno que podía haber sido brasileño, o Roberto Carlos, que el año pasado aseguró: "Si Messi fuera brasileño ya habría sido campeón del mundo".
La afición también ha elegido a su máximo rival como centro de sus cánticos. Si los brasileños se paseaban por Corea cantando "No llores por mí Argentina", tras ser eliminada la Albiceleste en la primera fase, los argentinos respondieron en 2014 con el célebre "Brasil, decime qué se siente, teniendo en casa a tu papá", con una versión muy libre del Bad Moon Rising de la Credence Revival Clearwater.
Para esta Copa América, una empresa de electrodomésticos regala 500 reales (130 dólares) a los que hayan comprado un televisor, si Argentina vuelve a quedar segunda. Lo ha promocionado en las redes con la etiqueta #Vicedenovo (subcampeona de nuevo).