La Liga de Naciones, en la que participarán 40 selecciones de Centroamérica, Norteamérica y Caribe, se presentó como reflejo de una nueva versión de la Concacaf alejada de la corrupción y con el deseo de equiparar el fútbol de la región con los grandes torneos del mundo.
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Desde 2019 este torneo de selecciones definirá las 16 plazas para la Copa Oro, recientemente ampliada a 16 equipos, y definirá las eliminatorias para el Mundial de Catar 2022, pero este otoño arrancará una fase clasificatoria que repartirá los 40 equipos en tres diferentes Ligas (A, B y C) en función de su nivel.
Ascensos y descensos
Tal como en las ligas nacionales, habrá un campeón y también ascensos y descensos entre las diferentes divisiones.
Los equipos que participaron en el hexagonal de la Concacaf de clasificación para el Mundial de Rusia (México, Estados Unidos, Honduras, Costa Rica, Panamá y Trinidad y Tobago) se clasificarán directamente a la primera de las tres divisiones de la Liga de Naciones.
A estos seis equipos se les sumarán los seis mejores clasificados en la tabla de esta fase de calificación, mientras que en el Grupo B habrá 16 selecciones y en el C estarán las 12 restantes.
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Así, todos los equipos de la región, menos Guatemala -suspendida por la FIFA-, tendrán la opción de jugar al fútbol, objetivo prioritario del presidente de la Concacaf, Victor Montagliani, que dijo a Efe estar feliz de que se hable de fútbol después de años en los que los directivos del organismo dimitían por escándalos de corrupción.
El objetivo de la Concacaf es que, gracias al aumento del número de partidos oficiales, el nivel general de la región aumente.
