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Nassar dejó cicatrices que nunca se borrarán de la mente de McKayla Maroney
El doctor Larry Nassar no será sentenciado, por su caso de abusos sexuales a gimnastas, hasta la semana próxima.
La medallista olímpica McKayla Maroney dijo que la agresión sexual que un médico deportivo de Michigan le infligió a ella y a otras gimnastas dejó cicatrices que nunca se borrarán de sus mentes. El doctor Larry Nassar no será sentenciado sino hasta la semana próxima. La posposición busca dar la oportunidad a todas las víctimas que desean testificar. Desde el martes, la jueza Rosemarie Aquilina ha escuchado a más de 60 mujeres que sufrieron los abusos tras solicitar que el médico las ayudara a superar distintas lesiones. Entre las declaraciones figuró la de Maroney, leída el jueves por un fiscal. El doctor Nassar no era un médico, señaló Maroney, quien ganó una medalla de oro y una de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Dejó cicatrices que jamás se irán de mi psique. VER TAMBIÉN: Simone Biles, otra víctima de Larry Nasar En 2016, la federación estadounidense de gimnasia llegó a un arreglo económico con Maroney, que le impedía emitir declaraciones que pudieran ser escandalosas sobre el caso. Pero esta semana, el organismo informó que no buscará recuperar dinero tras los valientes testimonios de la gimnasta. Y mientras se desarrollaba la audiencia del jueves, la federación anunció que cortará su larga relación con la Hacienda Karolyi. Se trata de una propiedad en Huntsville, Texas, donde reside Martha Karolyi, excoordinadora de la selección nacional, y su marido Bela, el entrenador de la legendaria rumana Nadia Comaneci. El anuncio surgió tres días después de que Simone Biles, medallista olímpica en Río de Janeiro 2016, expresó su molestia por asistir a campamentos en la mencionada propiedad, donde dice que Nassar abusó sexualmente de ella. Aquilina comenzó los procedimientos del jueves indicando que Nassar había escrito una carta para señalar que su salud mental quebrantada no le daba la fuerza suficiente para sentarse y escuchar a todas las víctimas. Es un sinsentido, consideró la jueza, quien insistió en que Nassar estuviera presente. Pasar cuatro o cinco días escuchándolas es algo menor, si se considera las horas de placer que usted tuvo aprovechándose de ellas y arruinando sus vidas. Nassar, de 54 años, enfrenta una sentencia mínima de entre 25 y 40 años de prisión por abusar de niñas en la Universidad Estatal de Michigan y en su casa. Fue también médico del equipo de la federación, con sede en Indianápolis, que entrena a las participantes en los Juegos Olímpicos. Se le ha sentenciado ya a 60 años en una prisión federal por pornografía infantil. Jamie Dantzscher, medallista en Sydney 2000, miró a Nassar y le espetó: ¿Cómo se atreve a pedir perdón a cualquiera de nosotras? Sus días de manipulación han terminado, recalcó. Tenemos voz. Tenemos ahora el poder.
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