A la fecha no hay nadie que pueda decir que ama su trabajo en un cien por ciento, muchas veces por tener malas relaciones con el jefe, los compañeros, las condiciones en que se trabaja o la mala remuneración económica.
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Regularmente las empresas tienen procesos para desarrollar buenas prácticas, sin embargo, cada individuo busca la forma de crear un ambiente sano y de responsabilidad para ayudar a sentirse más cómodo. La oficina se convierte en ocasiones en un segundo hogar.
Aquí te dejamos una serie de tips que puedes realizar para cambiar el entorno de trabajo.
- Comunícate: No importa si eres nuevo o tienes más de cinco años de estar en la empresa, busca la forma de mantenerte en contacto con tus compañeros. Es verdad que nadie es moneda de oro para agradecerle a todos, pero no hay nada más agradable que llegar a un lugar y por lo menos que todos te respondan un "Hola".
- Trabaja en equipo: Por muy difícil que parezca, no hay nada como trabajar en equipo, las responsabilidades se dividen y el trabajo se realiza más rápido y sin problemas.
- Toma pequeñas pausas en tu trabajo: Levántate del puesto de vez en cuando, estira las piernas, toma agua. Todo eso ayuda a mantenerte relajado y darle un descanso a la mente.
- Prioriza las responsabilidades: Ya sea de forma diaria, semanal o mensual, organízate. Lleva un diario o agenda de las actividades que tienes que realizar, de esa manera no se te acumulará el trabajo.
- Predisposición: Siempre que llegues a la oficina piensa que puedes lograr algo más. La búsqueda constante de nuevos retos te mantiene activo y creativo.
- Automotivación: Tomate un tiempo y dedícatelo a ti mismo, siempre es bueno darse las gracias por cada cosa que se hace. Al final la satisfacción más grande por alcanzar un buen proyecto te la llevas tú mismo.
Reglas de oro que se deben aplicar
- Puntualidad: Si eres de esos que le gusta vivir al límite, es decir, que se la pasa corriendo para llegar a todos lados, déjate de eso. No hay nada mejor que llegar con tiempo a un lugar y tomarse un respiro. Si es necesario, madruga más, no hay nada mejor que empezar el día con una sonrisa.
- No todo es trabajo: Muchas personas creen que al momento de ir a comer (almorzar o cenar, según sea el caso), debería estar prohibido hablar de temas del trabajo. Recuerda que si estás en la oficina tienes la mente ocupada, si sales y sigues hablando o pensando en lo mismo, la mente nunca se relaja.
- Cuando estés de mal humor, no te desquites con los que están alrededor: Todos tenemos malos días, pero no todos tienen la culpa, hay que ser responsables y aprender a sobrellevar las cosas.
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- Ejercicios antiestrés: En la actualidad existen ejercicios que te permiten realizar, desde tu puesto, estiramientos para relajar el cuerpo. Si conoces alguno no dudes de ponerlos en práctica.
De seguro muchos han escuchado la frase que dice: "consíguete un empleo que te apasione para que así no trabajes más, de ahora en adelante solo diviértete". A pesar de ello, la realidad es otra, pero los clientes, tus compañeros, tu jefe o tu familia no tienen la culpa de tus problemas, esos mételos en un frasco y tíralos a la basura.